Bueno, ¡aquí os presento mi primer relato que publico! Espero que sea de vuestro agrado y espero ansiosamente vuestras opiniones y por supuesto críticas jeje y las aceptare siempre y cuando sean constructivas, de las cuales me hagan mejorar y aprender más y más cada día. No les entretengo más.
La señora Cloquet, más conocida en el barrio como Clocló, camina a través del jardín tras bajar las escalinatas de la entrada principal de su casa. Hoy ha decidido ir a almorzar al centro comercial, a un nuevo restaurante llamado “Le poulailler”, inaugurado hace unos escasos tres días. A primera hora de la mañana, descubrió la existencia de este restaurante gracias a la publicación de André Poulain, un famoso chef nacional, en el periódico.
A Clocló no le gusta llamar la atención, pero desgraciadamente nunca lo consigue, puesto que si no es por sus atuendos, es por su manera de expresarse, casi siempre a gritos, o por los rumores que circulan en el barrio de que su marido le es infiel. Ella intenta desmentir dichos comentarios, excusando a su marido por realizar horas extras en su trabajo, aunque cada vez se crea menos sus excusas.
Anoche su marido tampoco durmió en casa, algo muy usual en el último mes, y por lo tanto Clocló desayunó sola, con la única compañía de su fiel periódico, lo único que no le ha fallado ni en días festivos.
Hoy, Clocló ha decidido ponerse su gabardina color naranja persa, su boina roja y su pañuelo, al cuello, del mismo rojo que su boina. Todos la miran pasar por la calle, las alcahuetas murmuran entre ellas e incluso algún que otro granjero le dedica algún piropo mientras descarga las cajas con las verduras del día y mientras más se siente observada, más acelera el paso para llegar a su destino.
Al llegar al restaurante se queda unos instantes delante del cristal mirando al interior para ver si está muy concurrido o no, y tras observar que casi no hay nadie, sobre todo por lo temprano que es, decide entrar y dirigirse al atril donde espera el maître.
- Buenos días, ¿desea la señorita una mesa?
- Si, y es señora, por favor.
- Oh, disculpe, señora ….
- Señora Cloquet.
- Perfecto, señora Cloquet acompáñeme.
Clocló sigue al maître y se sienta en la mesa que este le indica.
- ¿Desea la señora la carta?
- No, gracias. Pediré la especialidad del chef.
- Perfecto, para beber desea vi…
- No – interrumpe bruscamente al maître – prefiero agua si es tan amable.
El maître asiente, le sirve la copa de agua y se retira con destino la cocina. Para amenizar la espera, Clocló juguetea con los grissinis y los degusta. Durante el picoteo observa que una pareja pasa delante del cristal de la fachada y se dirige a la puerta de entrada. El maître les da la bienvenida y acompaña a la pareja a una mesa dos más a la derecha donde se encuentra Clocló.
Aburrida de esperar por la comida y de mirar la decoración del restaurante, decide centrarse en la pareja. Ella, muy mona y joven, embelesada, mira a su acompañante y asiente a todo lo que éste le dice. Él, juguetea con su mano debajo de la mesa intentando alcanzar el muslo de la joven, lo cual hace rememorar sus primeras citas con su ausente marido. Lo curioso es que entra más rememora, más coincidencias encuentra y todas éstas junto al sombrero de copa rojo que lleva puesto, le hacen llegar a la conclusión que es su marido el que trata de manosear a la chiquilla.
- ¿Fred? – pregunta y exclama la señora Cloquet –
- ¿Si? – Responde Fred mienstras gira su cabeza, pálido como la nieve –
- ¿La conoces Fred? – le pregunta inocentemente la joven –
- Técnicamente… si.
- Así que no existen rumores, ¡son afirmaciones!
- Te lo puedo explicar mon petit oeuf…
Justo en ese momento le sirven a Cloquet su primer plato y tras ver el contenido de su plato se queda estupefacta, ya que éste consiste en un único ingrediente, maíz. Ni siquiera es una mazorca de maíz asada, ni maíz dulce, sino maíz a secas. Clocló se queda mirando al camarero con los ojos casi fuera de sus cuencas.
- ¿Y esto ahora… esto… esto qué es? – Grita al camarero –
- Maíz… señora… – tartamudea el camarero –
- Ya lo veo lumbreras, me refiero a que significa este plato. ¿Esta es la especialidad del chef? Y supongo que pretenderá que me lo coma.
- Es que usted… usted…
- ¡Yo, qué!
- Usted es una gallina.
Amilcar González